Ir de compras


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Hacer la compra aquí puede hacerse por duplicado. Durante los meses que he vivido en esta ciudad obviamente he tenido que ir al supermercado, y la sorpresa me la llevé el primer año. Imagino que todos en mayor o menor medida habrán acompañado a hacer la compra, experiencia que comenzaría en la infancia, cuando nos llevaban al supermercado para empujar el carrito, y esperar pacientemente con el número en la mano para determinados productos.

Las cadenas de supermercados hace años, antes de la llegada de otras, tenían establecimientos de mayor o menos superficie. A mí me llevaban a uno más bien pequeño, lo que dificultaba desplazarse por los pasillos del mismo. Entonces aprendí lo que era dejar aparcado el carro. Lo dejabas en un lugar que no molestara e ibas llevando las cosas que te iban dando.

Sorpresa la mía el año pasado en Londres al dejar la cesta en un pasillo, en el mismo pasillo en el que yo me encontraba mientras elegía yogures, al regresar no estaba, había desaparecido. Pero es que era la segunda vez que sucedía, unas ganas increíbles de volver a empezar… Sobre todo si vas a la salida del trabajo. Entonces pensé lo útil que sería hacer saber que todavía estaba comprando, y no había abandonado la compra…

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